Tras unos días de reflexión profunda, vuelvo de nuevo con la idea de no perder el tiempo... vuelvo a sumergirme en el mundo de los intocables para acercaros a esta realidad tan cercana pero a la vez tan lejana del mundo. Es curioso descubrir como en poco tiempo todo cambia. Puedo volver después de un año a mi país de residencia y que todo siga como antes, pero no sucede lo mismo en el país de los Intocables. Con tan solo quince días nada y nada sigue igual que antes. Niños que por suerte han encontrado familias que los adopten, otros niños han sido cambiados de residencia a otros lugares de los que núnca jamás se supo. Otro ha sido cambiado a una residencia sin retorno de la que no saldrá con vida.... Tristeza profunda de saber que no hubo despedida alguna. Tantos momentos felices compartidos arrojados por la ventana en un espacio tan corto de tiempo.
Pero la vida sigue y ellos no se alteran ante el cambio, ni siquiera han notado mi ausencia, algunos ojos miran sorprendidos ante mi nueva aparición. Otros sienten celos de cuando reparto mi cariño, y acaban haciendo daño al compañero sin ser conscientes pero sin pensarlo un segundo. Hay una mujer que todas las mañanas aparece en una cabina vieja rota y desgastada por el tiempo manteniendo largas conversaciones con otra persona que la escucha en su más remota imaginación, esas conversaciones la hacen seguir con ilusión cada día y despertarse con un motivo.
Mucho cuidado y aprendizaje continuo cada día. Puedo percibir que el amor es recíproco cuanto más les das más recibes y viceversa. El afecto se siente y es observable en la actitud acción reacción de cada uno de ellos. Alegría profunda de verlos otra vez pero tristeza de observar corazones fríos sin recuerdo, sin remordimientos, sumidos al olvido. No sufrimiento, felicidad eterna disfrazada de dolor, pena y muerte.
Dónde van esos corazones?
To be continued...
